(publicado en el blog “Del dicho al hecho”, en http://www.serresponsable.es/ , el día 26 de noviembre de 2007)
A principios de mes de agosto, desde mi Blog personal (http://reputaciononline.blogspot.com), intenté lanzar este nuevo término, perfectamente incorporable al maravilloso mundo de la confusión terminológica responsable - léase RSC, RSE, RSO, RSA, la cosa o como se llame, etc.-, dado que en Barcelona nos encontrábamos en un curioso estado de indefensión ciudadana tras los apagones, retrasos de trenes, colapso en los aeropuertos, colapso en los peajes de autopista, etc. Hoy, vuelvo a plantear el tema dado que a estos episodios cabe sumarle el caos de las Cercanías, de todos conocido, y el affaire de la presencia de trihalometanos -un producto cancerígeno a largo plazo- en el agua de Barcelona. En este último caso el Ayuntamiento rectificó, a las pocas horas, diciendo que se deberían consumir auténticas barbaridades de agua al día para que pudieran afectarnos. Fíate, ¿sabes?
Y mi empeño era analizar a quién podía afectarle desde el punto de vista de la reputación. Respuesta: a nadie. A nadie porque nunca hay culpables, nunca hay dimisiones, incluso casi nadie nunca se queja de nada. Nos hemos convertido en borregos que circulan por donde las circunstancias nos conducen. A menudo me gusta destacar el decisivo papel de los consumidores en su rol de máximos impulsores de las acciones responsables de las empresas, por su posibilidad de decidir. Son agentes decisivos a la hora de elegir una marca, un servicio o un producto. Pero en este caso tampoco es cierto que influyan, porque en los casos que he citado no la hay esta opción. Puedes cambiar de compañía eléctrica pero los cables son los mismos, puedes dejar de beber agua pero pagando la embotellada, puedes dejar de usar la autopista pero tardarás el doble en llegar, puedes no coger el avión y hacerte unas alas, pero lo normal es que acabes haciendo el borrego, como yo, y sigas utilizando todos estos servicios y a esperar la próxima. Así, por lo menos, quiero intentar acuñar un nuevo término: la DSC. Y una definición: “son aquellas políticas y/o decisiones que no se toman de forma ordenada y que acaban perjudicando la vida de los pobres borregos”. Beeebeeeeebeeeee.
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