domingo, 17 de febrero de 2008

La locura medioambiental

(publicado en el blog “Del dicho al hecho”, en http://www.serresponsable.es/, el día 17 de febrero de 2008)

Prefiero respirar un poco peor y poner menos empeño en la lucha contra el cambio climático que volverme loco. Y es que me da miedo, al paso que vamos, que perdamos la cabeza en nuestro empeño por la responsabilidad medioambiental. Y ustedes me dirán: “has llegado tarde, ya estás turulato perdido”, pero creo que aún me queda un poco de cordura, denme una oportunidad, sigan leyendo, por favor.

La cosa es que hoy leía que el Oak Ridge National Laboratory (ORNL), que es un laboratorio nacional estadounidense de multiprogramas de ciencia y tecnología gestionado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos, que yo tampoco conocía lo que hacía y he tenido que buscar en Internet, han llegado a la conclusión que comprar por Internet ayuda a reducir las emisiones de CO2. Vale, me he puesto a pensar cómo podía suceder esto y he leído la noticia. Les ahorro tiempo. La conclusión es que al comprar online la distribución la hacen los camiones de reparto que realizan múltiples entregas en cada viaje, en itinerarios más rentables, con un ahorro mucho mayor que si cada uno de nosotros coge su coche. Hombre, para llegar a esta conclusión no hace falta ningún laboratorio nacional. Pero es más, el estudio no es riguroso. Les pondré un ejemplo personal. Durante el año pasado, al margen de reservas de vuelos, hoteles o espectáculos, creo que únicamente hice cinco compras online: un televisor, dos libros, un DVD y unas Nike en una web de ofertas. Antaño, estas compras las hubiera realizado en una cadena de electrodomésticos que también me hubieran traído el televisor en un trayecto responsable, los libros y el DVD los hubiera comprado en uno de los dos establecimientos del centro de Barcelona donde compro los otros similares, a los que voy caminando, y las zapatillas deportivas en uno de estos mismos centros o en su máximo competidor (la intersección siempre es El Corte Inglés, ¿se fijan?) Con la alternativa online resultó que el televisor venía, tengo la ruta copiada en un antiguo correo electrónico, desde las afueras de Paris, los libros y los DVD lo desconozco, y las zapatillas, tengo el otro correo, vinieron de Alemania. En resumen: hice gastar más combustible que nunca y dejé de hacer tres caminatas. Es decir, contaminé más y caminé menos. Estoy físicamente peor que cuando compraba como mi abuela.

Señores, déjense de boberías y centren sus estudios en cómo los Estados Unidos puede reducir las emisiones de su industria, por ejemplo. Esta muy bien que todos miremos de ser cuidadosos y que tengamos esta sensibilidad por las pequeñas cosas pero si mientras, los que contaminan a saco, siguen emitiendo y emitiendo pues estamos haciendo el primo. Ya se que mi conclusión no es tan científica, pero seguro que es igual de obvia que la suya.

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