En estos días, en que el Instituto Nacional de Estadística nos “amenaza” con un repunte del IPC para finales de año, los consumidores buscamos culpables ya sea entre los políticos, que es lo más sencillo, o entre los productos que incrementan su precio. El petróleo, una vez más, esta entre los culpables. Pero esta vez han adquirido un protagonismo muy importante los cereales. Y es que parece ser que la gran demanda que hay de cereales para la producción de biocombustibles ha encarecido mucho el producto. Este encarecimiento afecta al pan, pero también a otros productos como el pollo, el vacuno y a los huevos.
En este debate, sin embargo, parece que nadie se acuerda de un dato de gran relevancia. Es cierto que el precio de los cereales se ha incrementado por culpa de la fabricación de biocombustibles, pero también lo es que China ha dejado de exportar más de 1 millón de toneladas de cereales en sólo 3 años, debido al imparable incremento de su población y el consecuente incremento del consumo interior. Lo peor es que la solución se presenta complicada porque las posibilidades de frenar el incremento de la población en este país son, hoy por hoy, impensables.
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