Hace días leía que Greenpeace pedía al Gobierno que no construyera un cementerio nuclear dado que no hay consenso social. Lo primero que me sorprende es que el Gobierno tenga tan pocos reflejos y no responda que cuenta con ellos para lograr este anhelado consenso. Seguro que lo lograrían.
Greenpeace tiene razón en que el Presidente prometió trabajar el tema de los residuos contando con el consenso, sobretodo de las organizaciones ecologistas, pero ya sabemos que lo que dice el Presidente no es necesariamente lo que se hace después. La prueba la tenemos en que Enresa intenta encontrar ubicaciones para este cementerio nuclear a base de contraprestaciones económicas a los Ayuntamientos, en lugar de a base de consenso.
Lo que me parece menos defendible es que Greenpeace se limite a pedir que no se construya el cementerio y que se cierren las centrales nucleares, de forma paulatina. En pro del diálogo que piden deberían, primero, aclarar si el cementerio tendría sentido o no si hubiera diálogo; si el cierre de las centrales no es sinónimo de dejar a España plagada de cementerios nucleares encubiertos y, lamentablemente, menos seguro que el que se construiría; y, para mi la duda más importante, cómo se substituye la energía que actualmente dan las nucleares.
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