Estos días estaba pensando qué empresas, administraciones o entidades se verían perjudicadas, desde el punto de vista de su reputación, en los múltiplos frentes abiertos en la ciudad de Barcelona. Al final he llegado a la conclusión de que como nadie tiene la culpa de nada, nadie se verá afectado. Espero equivocarme. Si es verdad que en la gestión responsable de una organización es fundamental conocer las expectativas de los grupos de interés en estos casos éstos seguro que están que trinan. Por lo menos los consumidores, a la postre los que impulsan de una forma más decisiva las acciones responsables de una empresa, por ejemplo, como agentes decisivos en la elección de una marca, producto y/o servicio.
Si vives en una zona afectada por los apagones, coges el tren de cercanías para ir a trabajar y para ir de viaje pasas por el aeropuerto de Barcelona, no haces falta que en tus vacaciones busques aventuras, te van a salir gratis. ¿Culpables? Nadie, como siempre. Que si Red Eléctrica o Endesa, que si Renfe o Adif, que si Iberia o AENA, que si los Ministerios correspondientes o las Consellerías de la Generalitat o las Concejalías de l’Ajuntament de Barcelona. Ni idea. A pagar, los de siempre: nosotros.
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